¡Ayuda! ¡No sé qué hacer!

“Como pastor apacienta su rebaño; en sus brazos recoge los corderos y los lleva junto a su pecho; guía con ternura a las recién paridas.” Isaías 40:11 (NVI)

Aquí hay un pensamiento de Ravi Zacharias:
“De los libros solo se aprende hasta cierto punto. De la educación solo se aprende hasta cierto punto. En definitiva, es la sabiduría de Dios la que te ayudará a superar las situaciones más difíciles de la vida”.

¿Alguna vez te confundes con toda la “sabiduría maternal” disponible en el mundo: cómo disciplinar, tiempos fuera o tiempos dentro, límites o no límites, educación en casa o escuela pública/privada, vacunas o no vacunas? Y la lista sigue y sigue. Parece que dondequiera que vayamos, escuchamos historias contradictorias sobre cómo debemos criar a nuestros hijos. Todas queremos dar lo mejor de nosotras y criar hombres y mujeres exitosos que amen a Cristo, así que ¿qué puede hacer una madre?

Recuerdo sentirme muy confundida como madre. No solo me sentía incompetente por no haberme criado en un hogar cristiano y no tener ni idea de cómo tener uno, sino que también me sentía perdida por todos los consejos parentales que existían. Para complicar las cosas, tenía grandes amigas, pero sus hijos no eran iguales a los míos; los suyos eran fáciles y obedientes. Sus consejos no siempre me ayudaban porque no entendían todo lo que pasaba. Y, para colmo, comparaba el comportamiento de mis hijos con el de ellas y me sentía aún más derrotada. A partir de ahí, todo se iba cuesta abajo…

¿Alguna vez te has sentido como yo, abrumada y confundida sobre qué hacer con todos los consejos parentales? No tiene por qué ser así. Hay otra manera, y es muy sencilla: aprende a acudir primero a Dios. Él conoce a tus hijos mejor que tú. Después de todo, ¡Él los creó! Y ama a tus hijos con un amor amplio, profundo y grande que supera nuestra comprensión humana.

Como seguidora de Cristo, tienes la capacidad de escuchar la voz de Dios. Tienes al Espíritu Santo viviendo dentro de ti y Él te habla, en lo más profundo de tu ser, especialmente cuando lees la Biblia y cuando oras.

Sé que esto puede sonar demasiado simplista, pero este hábito puede cambiar tu vida y la forma en que crías a tus hijos. Puede aumentar tu confianza y ayudarte a sentirte como una madre fuerte que conoce a sus hijos y sabe cómo criarlos en el poder del Espíritu Santo.

Al aprender a escuchar la voz de Dios, podemos oírlo hablarnos sobre nuestros hijos y todo lo que sucede en nuestras vidas.

Así que, mamá, antes de llamar a una amiga o buscar consejo experto en internet, simplemente detente, toma tu Biblia y ora. Los consejos de otras madres y autores son muy importantes y realmente pueden ayudarnos a ser una buena madre (Proverbios 13:20), pero el primer lugar al que debemos acudir en busca de ayuda es Dios y luego nuestro esposo. Pero ese es un tema para otro día…

Bendiciones y amor,
Deb Weakly

Preguntas para reflexionar

  • Siendo completamente honesta, ¿acudes primero a Dios o a las personas? ¿Qué te ayudaría a recurrir primero a Dios?

  • ¿Dónde necesitas ayuda? Escríbelo. Pídele sabiduría a Dios en esta área.

Ideas llenas de fe
Establecer un tiempo devocional diario ha cambiado mi vida por completo. Te sorprenderá lo fácil que es y cuánto ayuda. Aquí tienes algunas ideas sencillas que he aprendido a lo largo de los años:

  • Si no lees la Biblia con regularidad, ¡pídele a Dios que te ayude! Pídele que te dé el tiempo, la energía y el deseo de hacerlo. Él quiere ayudarte (Juan 15:5-8).

  • Lee tu Biblia y ora casi todos los días, aunque sea por unos momentos. Al comenzar tu tiempo con Dios, pídele que te hable. ¡Lo hará! Asegúrate de orar por sabiduría. Dios te la dará (Santiago 1:5).

  • Asegúrate de escribir cualquier cosa que sientas que Dios te está diciendo. Podría ser simplemente un pasaje de las Escrituras que te llamó la atención o una inclinación específica que sientas en tu corazón o mente. Escríbelo y recuerda retomarlo más adelante en la semana para agregar cualquier cosa que hayas aprendido de tus otros momentos con Dios. Revisa tu diario con regularidad para identificar, con oración, cualquier patrón en lo que estás escribiendo. Esta podría ser la respuesta (Juan 16:13).

  • Si no sientes que escuchas a Dios hablarte, ¡no te preocupes! Cuanto más tiempo pases orando y leyendo la Palabra de Dios, más fácil te resultará aprender a escuchar su voz. Comprender las Escrituras y escuchar la voz de Dios es como aprender un idioma extranjero: cuanto más lo practiques y hables, mejor lo dominarás (Romanos 12:2).

  • Ora con tu esposo y pídele consejo sobre lo que está pasando con tu hijo o con lo que estás luchando (Efesios 5:22-24).

  • Ora con una amiga. No olvides que un componente importante del Club de Ayuda para Mamás es orar con una compañera de oración. Es muy poderoso orar regularmente con una amiga (Santiago 5:16).

  • Por último, pero no menos importante, ¡obedece! Haz lo que Dios te dice en su Palabra. Pídele a Jesús que te ayude a hacer lo que te dice. Y recuerda, Dios nunca te dirá que hagas nada que no esté de acuerdo con la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16-17).

¡Tú puedes, mamá! ¡Fuiste creada para esto! Recuerda, no estás sola, nunca, nunca. Jesús está contigo todos los días.

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Raquel Brenes
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