¡Hola, hola! Soy Alma Aguilar. Bienvenidas, queridas mamás, a este espacio de encuentro y reflexión. Me llena de alegría saber que nos acompañamos hoy para compartir un mensaje que ha estado ardiendo en mi corazón, y sé que será de gran bendición para cada una de ustedes.
Cuando la Rutina Pesa
A veces, la rutina y la monotonía se hacen aburridas. Y las responsabilidades nos pueden pesar.
Nos sentimos un poco secas, sin ganas, con el gozo apagado, apoyándonos más en nuestras propias fuerzas que en la presencia de Dios.
Pero hoy quiero recordarnos que siempre Dios tiene una palabra que nos refresca, que es como una limonada en un día súper caliente.
Una palabra para seguir adelante, para amar a nuestras familias y para mantener una sonrisa en nuestro rostro.
Comenzando el Día con Jesús
Una vez más, quiero invitarlas a iniciar el día de una manera muy especial.
Simplemente al despertar, abramos nuestros labios y digamos:
“Buenos días, Jesús.”
Es una invitación sencilla, pero poderosa, para que Él entre en nuestro día como un amigo listo para compartir un café.
Si no lo has hecho, no hay prisa; en este momento lo podemos hacer.
Juntas digamos: “Buenos días, Jesús.”
¡Qué diferente se siente cuando comenzamos así!
La Oración: Nuestra Conexión Vital
En medio del torbellino de pensamientos que llenan nuestra mente,
la oración se convierte en una herramienta poderosa.
Es nuestra forma de conectarnos con la presencia del Señor,
con el Espíritu Santo, que es lo que realmente importa.
Es nuestra ancla en medio de la tormenta.
Dios Está Presente en Cada Situación
La presencia de Dios no se limita a los domingos en la iglesia.
Él está en cada instante de nuestro diario vivir:
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En la casa,
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Cuando estamos a punto de explotar,
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Cuando sentimos frustración, soledad o miedo.
En esos momentos podemos clamar a Él, reconocer nuestra necesidad y “sacudirnos” todo lo que nos agobia, invitándolo a entrar en nuestro corazón y tomar control de la situación que estamos enfrentando.
Escojamos el Gozo, la Paz y el Perdón
Es fácil dejarnos llevar por emociones fuertes.
Pero hoy quiero invitarte a escoger el gozo, la paz, la misericordia y el perdón.
Sí, amada hermana, es una decisión. No es una emoción sobrenatural ni un efecto de un buen servicio. Es una decisión. Escojamos el perdón.
No solo hacia los demás, sino también hacia nosotras mismas… hacia la mujer en el espejo.
No estamos solas. El Espíritu Santo nos fortalece. Jesús trae nuestras oraciones ante el Padre Celestial. No es solo un pastor, un sacerdote o un líder de grupo orando por ti — Jesús mismo intercede por ti.
No tengas miedo. Todo lo que está sucediendo en tu vida, Él lo está llevando al Padre.
Y si recordamos bien, Él resucitó al tercer día, lo que significa que si tiene poder para levantarse de los muertos, ¡tiene poder para traer alivio, gozo, paz y fuerzas para perdonar en medio de tu situación!
La Armadura de Dios para Mamás Guerreras
Con corazones encendidos por Cristo Jesús,
Efesios 6 nos recuerda que tenemos una armadura poderosa. Créelo en tu corazón. Esta armadura es la mejor ropa que te puedes poner:
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La coraza de justicia
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El cinturón de la verdad
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El calzado del evangelio de la paz
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El escudo de la fe
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El yelmo de la salvación
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Y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios
No salgas de tu casa “mal vestida”.
Ponte la armadura de Dios para tener victoria en tu hogar, con tus hijos, en tu matrimonio y en tus pensamientos.
Preguntas para Reflexionar
A veces sentimos que esa armadura quedó en la escuela dominical…
Pero hoy quiero que reflexionemos:
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¿Estoy caminando con la coraza de justicia? ¿Estoy protegiendo mi corazón o lo dejo expuesto para que cualquier palabra, emoción o situación me aplaste?
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¿Tengo puesto el cinturón de la verdad? ¿Estoy escuchando y creyendo la Palabra de Dios? Jesús te ama. Agárrate de esa verdad.
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¿Uso la espada del Espíritu? ¿Uso la Palabra para edificar o para herir? ¿Estoy hablándole vida a la mujer en el espejo?
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Cuando voy a tomar una decisión, ¿dejo que la fe me guíe más que el miedo?
¿En qué Estamos Creyendo?
Agárrate de la Palabra de Dios:
“La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios.” — Romanos 10:17
Dios te ha invitado a Su mesa.
El Salmo 23:5 dice:
“Preparas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.”
En tiempos antiguos, si el rey te invitaba a su mesa y llenaba tu copa, significaba:
No te vayas. Quédate. Me agrada que estés aquí.
Él quiere que permanezcas cerca, escuchando Su corazón,
dejando que Su presencia transforme cada rincón de tu vida.
Jesús ya murió, ya resucitó, ya lavó tus pecados.
Toma asiento.
Me da mucho gusto que estés aquí hoy. Y recuerda:
No estás sola. Dios te ama profundamente.
Que el Señor las bendiga y les renueve las fuerzas como las águilas.
¡Hasta la próxima!
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